La poscosecha es el proceso que comienza desde el momento en que la fruta es separada de la planta y que se extiende su llegada al consumidor final. A lo largo de este recorrido, que representa un proceso crítico para los arándanos de exportación, los frutos pasan por diferentes etapas, cada una de las cuales presenta características particulares que exponen a los frutos a distintos niveles de deterioro y, por lo tanto, deben ser abordadas de manera específica y cuidadosa.

La importancia de realizar evaluaciones y mediciones durante la poscosecha del arándano radica en la necesidad de comprender y mitigar los factores que afectan la calidad y condición del fruto, desde el momento de su recolección hasta su arribo a destino. Especialmente durante las primeras etapas de la poscosecha, previo a la llegada a la planta de proceso, la fruta está expuesta a altos niveles de deshidratación y a temperaturas elevadas que aceleran su metabolismo, factores que, aunque comunes en el manejo, no se cuestionan ni se evalúan adecuadamente subestimando el potencial daño que puede producir a los arándanos.

Por ello, es fundamental investigar la poscosecha no solo desde la llegada de la fruta a la planta de procesamiento, sino también en las fases previas, cuando aún se encuentra en el campo. Por ejemplo, los horarios de cosecha son críticos; habitualmente, se cosecha en momentos del día con un déficit de presión de vapor (DPV) muy alto, lo que favorece la deshidratación. Asimismo, la espera de la fruta en los campos sin protección adecuada y expuesta a la radiación solar intensifica su deterioro.

Implementar evaluaciones rigurosas en estas etapas permitirá tomar las decisiones apropiadas e implementar medidas que contribuirán significativamente a la mejora de la calidad del producto final, optimizando prácticas que minimicen el estrés y los daños al fruto.